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Sector 7G

Pues resulta que Alejandro Magno era un señor que nació en un sitio que se llamaba Macedonia y que era hijo de un rey que se llamaba Filipo y de una reina que se llamaba Olimpia y que se llevaba muy mal con su marido. Y claro, cuando a Filipo le dan pasaporte para el otro barrio (el Hades lo llamaban ellos), al tal Alejandro lo hacen rey. Y al chico no se le ocurre otra cosa que reunir a sus ejércitos y dedicarse a recorrer el mundo, dirección Este, peleando y conquistando a todo el que se le ponía por delante. No se sabe muy bien si esto lo hace por ansias de grandeza o por huir de su madre, que era de armas tomar. El caso es que tanto luchar, invadir y guerrear, acaba formando el imperio más grande que se ha conocido, pero que no le duró mucho porque cuando se fue a reunirse con su padre al Hades ese, se le olvidó dejar un sucesor y, claro, los que venían detrás terminaron por repartirse el pastel dividiendo su imperio en trocitos.
Pues con esto, que no es original porque está en los libros de Historia, Oliver Stone ha hecho una de esas superproducciones hollywoodienses muy espectacular, muy cara y, a mi modo de ver, demasiado larga. Pero que, de todos modos, merece la pena ir a verla al cine, porque esas batallas ultraviolentas, plagadas de efectos especiales y de extras que se despedazan a ritmo de banda sonora en dolby sorround, merecen ser disfrutadas en pantalla gigante. Y eso que a mí me tocó un cabezón en la fila de delante que me amargó un poco la película.

Uzumaki. El terror espiral

Uzumaki. El terror espiral

La idea base de este manga de terror es bastante simple y un tanto absurda: Kurouzu es un tranquilo pueblo costero japonés que está viendo alterada su vida diaria por culpa de las espirales. La cosa empezó cuando un señor del pueblo, padre de uno de los protagonistas, empezó a obsesionarse con la espirales. Tanto es así que dedicaba casi todo su tiempo a coleccionar objetos en forma de espiral, hasta que su mujer, preocupada por el grado de locura que estaba alcanzando su marido, decide deshacerse de todos estos objetos. Hasta aquí nada del otro mundo, si no fuera porque el hombre, lejos de olvidarse del asunto, comienza a intentar crear espirales con su propio cuerpo y...
Y a partir de aquí se desata una maraña de episodios terroríficos que asolan el pueblo y que siempre tienen un punto en común: las espirales. Si no se lee el tebeo es difícil imaginarse lo que una mente retorcida como la del autor, Junji Ito, puede crear a partir de una espiral (Uzumaki en japonés).
La colección la está editando Planeta DeAgostini en su Biblioteca Pachinco, y ya va por el número dos de seis.

El color de la magia

El color de la magia

"El color de la magia" es el primer libro de la serie del Mundodisco del escritor británico Terry Pratchett que se publicó en España. O por lo menos es el número 1 de la colección "Best Seller" de la editorial DeBolsillo que es el que yo me he comprado. El Mundodisco es un planeta, o mejor dicho, un disco plano sostenido por cuatro elefantes que se apoyan sobre el lomo de una tortuga gigante que se desplaza parsimoniosamente por el universo que este genial escritor ha creado para el deleite de los pobres mortales que habitamos el "mundo real". Concretamente, en "El color de la magia" se narran las desventuras de Rincewind, un fracaso de mago dotado con un sentido de la supervivencia sólo comparable con su cobardía y su más bien escasa moralidad. En esta ocasión va acompañado de Dosflores, el primer turista del Mundodisco, y de su equipaje, un fiero arcón de madera de peral nocturno que le sigue contra viento y marea hayá donde éste vaya. El corrosivo y genial humor de Pratchett impregnan cada una de las páginas de esta novela que, como el resto de la serie que he leído, no me ha defraudado en absoluto.

Se ha ido Will Eisner

Se ha ido Will Eisner

Pues no podía empezar peor el año, nada menos que dando una necrológica. Se ha ido al otro barrio uno de los más grandes: Will Eisner. Y es que un cuadruple bypass a los 87 años debe ser algo difícil de digerir.
Yo descubrí a este genio del "arte secuencial" hace una pila de años, de la mano de su Spirit y, últimamente, lo he redescubierto gracias al maravilloso "Fagin El Judío". En fin, espero ansioso la publicación de su última obra a título póstumo, que creo iba a salir este año.
Descanse en paz.

Hacía mucho tiempo que no veía una película de animación. Y no se por qué si siempre me han encantado, y me siguen encantando, los dibujos animados. El caso es que ha llegado a mis manos una buena colección de películas de este género, así que voy a poder resarcirme con creces. Ya se sabe: o la gran sequía o la gran remojada. Hace tiempo, cuando yo iba al cine con cierta asiduidad, la oferta de este tipo de cine estaba copada casi al cien por cien por la omnipresente Disney. Pero parece que ya no es así. De hecho la película por la que me he decidido empezar es obra de DreamWorks. Una garantía, creía yo, visto el precedente que supuso la incomparable Shrek. La producción no le llega ni al tobillo al gigante verde, pero tampoco me hacía ilusiones. Me esperaba más bien u

Latidos del tiempo

Latidos del tiempo

A punto he estado de perderme la exposición 'Latidos del tiempo', de Gervasio Sánchez y Ricardo Calero. Ha estado más de un mes en el Palacio de la Lonja de Zaragoza y he tenido que esperar al penúltimo día para ir a verla, como siempre. Pero he ido y la he visto. Y ahora me arrepiento de haber ido tan tarde, porque si pudiera volvería a verla. Debería haber ido varias veces, no sólo para disfrutar del talento artístico de este tándem que han formado G.Sánchez y R.Calero, sino también como ejercicio de reflexión. Para remover los posos que se esconden en el fondo de la conciencia empujados por la apatía y la indiferencia que nos provoca este mundo cada vez más comunicado y cada vez más insensible. Recibir información es un acto pasivo. Nos sentamos delante de la caja tonta y dejamos que nos entre por los ojos un revuelto de imágenes: cuerpos mutilados en el último ataque en Oriente Medio mezclados con los goles de la estrella brasileña de turno, el funeral de la última víctima de la "violencia doméstica" junto al desfile de la pasarela Cibeles. Y lo mismo ocurre en la radio o en la prensa. Y si todo esto no lo procesamos y dejamos que nos entre, como digo, de forma pasiva, al final nos volvemos insensibles. La escenas que deberían provocarnos sensaciones profundas de indignación, de miedo, de alegría o de lo que sea, no provocan, en realidad, más que pequeños suspiros de resignación y comentarios del tipo: "Esta todo muy mal", "A dónde vamos a parar", "¿Qué hay de cena?".
Por eso es necesario que existan inciativas como esta. Por eso es necesario que alguien nos de una bofetada de vez en cuando (metafóricamente hablando, claro) y nos diga que esto es lo que hay, y que no puede seguir así, y que nos oblique a aceptar la parte de responsabilidad que nos corresponde. Que si hacemos poco o nada por remediarlo, por lo menos debemos tener la valentía de no mirar hacia otro lado.
Filosofadas aparte, la exposición es magnífica desde el punto de vista estético. Toma como base las fotografías que Gervasio Sánchez ha ido realizando a lo largo de su carrera como corresponsal de guerra, y se muestran en ocho espacios visuales donde se alternan proyecciones de diapositivas con composiciones artísticas y textos que tocan la fibra. Me quedo con uno de estos textos que creo que es de Federico Mayor Zaragoza:

Silencio de los silenciados, de los amordazados.
Silencio de la ignorancia. Terrible silencio.
Pero más terrible, hasta ser delito,
el silencio culpable de los silenciosos.
De los que pudiendo hablar, callan.
De los que sabiendo y debiendo hablar, no lo hacen.

Big Bang

Big Bang

Como una pequeña oruga que después de zamparse toda la lechuga que tenía a su alcance decide construirse una crisálida donde poder metamorfosearse y retomar su vida en forma de mariposa, o de libélula, o de mosca cojonera, o de lo que sea. O como una humilde estrella sideral que decide eclosionar en un gigantesco estallido de luz, fuego y polvo estelar. Así, ni más ni menos, nace este weblog, con el único objetivo de no imponerse objetivos, con la única intención de no declarar intenciones y con la única misión de realizar un experimento de onanismo intelectual mediante el cual dar rienda suelta a las paridas diversas que circulan por mi cabeza. (En realidad sólo quería ver cómo funciona el rollete este de las bitácoras y de paso intentar obligarme a mí mismo a practicar el tan saludable ejercico de escribir. Una intención abocada al fracaso sin duda).
Dicho y hecho. Abróchense los cinturones que despegamos.